domingo, 2 de marzo de 2008

Vi aparecer su silueta por el extremo de mi calle, aun cuando todo su cuerpo estaba compuesto por sombras yo era capaz de reconocerla, como si hubiera memorizado al detalle cada milésima de su cuerpo. Era la primera vez que la veía conduciendo su moto y debo decir que experimenté una sensación parecida al desconsuelo aunque no sabría explicar porqué. Quizás porque había preferido ahorrarse unos minutos de camino, ahorrando también su trato conmigo, o quizás porque ir ahí subida esquivando con soltura la manada de coches la hacía parecer más madura que yo... pero sólo son especulaciones mías que sé que no son verdaderas, que sólo intentan hacer explicable lo inexplicable para reconfortarme. Esta sensación no tiene sentido, eso es todo.

Paró frente a mí y me dio el casco que guardaba entre sus pies. Monté en la moto y me agarré a la parte de atrás del asiento, refrenando el deseo de agarrarme a ella en un abrazo. Tampoco hizo muestras de querer que fuera así. Arrancó y nos fuimos sin más. En poco tiempo llegamos al colegio y nuestros caminos se separaron.

Lina en ningún momento había buscado mi consuelo, no se había apoyado en mí para hacerse más fácil la pérdida de Jana. No sé cómo hubiera afrontado yo la hipotética situación en la que Lina se desahoga expresándome la pena por la muerte de alguien a quien yo he matado, pero sin duda su falta de confianza era mucho más doloroso, más incluso que haber tenido que matar. Tere, Genne y Lina habían construído una sólida base en la que luchar contra la tristeza y juntas lo superaban como podían. Estaba claro que si quería que hubiera un sitio para mí en el corazón de Lina tenía que deshacerme también de esas dos. Entonces, sería en mi hombro donde lloraría la temporal tristeza de haberlas perdido a todas. Un tiempo después, la alegría de poseer mi hombro la cegaría en todo lo demás y existiriamos felices juntos.

Pensaba en todas estas cosas cuando apareció Lie en mi camino y sin saludarnos siquiera subimos en silencio las escaleras que nos conducían a clase. Recordé la conversación que tuvimos ayer. Estabamos en su habitación, empapelada de pósters de videojuegos y figuritas de guerra que no sabía de qué eran.
- ¿Qué sacas tú con la muerte de Tere y Genne? -Le pregunté mientras examinaba la decoración de su habitación, como queriéndole quitar importancia al juego de vida humanas del que hablabamos.
- Simplemente no me gusta la raza humana. Si tú quieres matar a humanos, yo te apoyaré. No hay más. Puedes pensar que soy un monstruo si quieres.
Entonces ya me pareció un argumento simple, pero me engatusó la idea del desprecio hacia la humanidad, desprecio que yo había compartido en multitud de ocasiones.
No puedo dejar de pensar en lo despreciable que es hablar de esto como si fuera lo natural del mundo.
- ¿Por qué no matas tú entonces?
- Sospecharían demasiado rápido de mí.
Ya había usado su maldad como argumento dos veces.
- Sin embargo tú eres perfecto -continuó-, que no tienes mente de asesino lo sabe todo el mundo y eso te da una ventaja tremenda. Los mejores asesinos son los que no tienen perfil de asesino, los que han matado puntualmente por razones concretas y que sólo él conoce. Si los motivos están igual de ocultos que las pistas, ¿cómo te acercas al culpable? Si hubiera sido yo el que hubiera ocupado tu papel en la muerte de Jana, ya estaría entre rejas. Todos me habrían señalado, como ya han hecho, y si me señalasen siendo culpable, las pistas habrían salido de debajo de las piedras. Contigo tienen un verdadero problema. Aun así no eres intocable, tienes que pensar bien lo que haces y andarte con cuidado.
Puede que no tuviera razón, pero mostró tanta seguridad en un tema que a mí estaba tan al borde de escapárseme de las manos que no tuve otro remedio que venderle mi alma.
- ¿Qué crees que es lo mejor que puedo hacer ahora? -Pregunté con resignación.
Sonrió, seguramente ante la idea de saber que necesitaba su ayuda.
- Con Jana has tenido un descanso de demasiado tiempo. Han pasado ya dos semanas desde que la mataste y es un lujo que no te puedes permitir la próxima vez que actúes.
- ¿Por qué?
- Una muerte no dice absolutamente nada de lo que tienes planeado. Pero dos muertes en poco tiempo, en una misma clase, en un mismo grupo de amigas... revelará lo justo como para volverse demasiado problemático... todo el mundo se dará cuenta sobretodo unos acojonados padres temerosos del bienestar de su niñita. ¿Qué crees que harán? No tardarán en, temiendo por la seguridad de la hija, cambiarla de colegio, mudarse, desaparecer del mapa. La estúpida aleatoria a la que dejes viva estará fuera de tu alcance y eso no es lo peor, sino que también Lina, con sus respectivos acojonados padres, iría detrás de ella. Tienes que acabar rápidamente con las dos y esperar con calma a que se cansen de buscar al culpable.
La idea de perder a Lina de mi lado definitivamente, después incluso de haberme apuntado una muerte para conseguirla me estremeció. Lie tenía razón, una muerte más despertaría la evidencia y corría el riesgo, no quizás de ser descubierto si había sido cauteloso, pero sí de estropear el plan.

Terminamos de subir la escalera sin haber mencionado ni una sola palabra, como perfectos desconocidos. Caminabamos uno junto al otro, como si fueramos dos de los jinetes del apocalipsis conviviendo de incógnito con los humanos. Sus ojos afilados miraban con desprecio hacia todo aquello que se cruzara por su camino, hasta al viento que le golpeaba haciendo ondear su larga melena y su chaqueta de cuero. Eramos dos demonios paseando impunemente por el mundo de los vivos y el aura de maldad se expandía hacia todas partes a nuestro paso, imponiéndose invisible en el subconsciente de todo ser vivo que había allí.
Al haber repasado mentalmente la conversación de ayer descubrí algo interesante que Lie me había ocultado, algo va a hacer que cambie mis planes: Aunque mate a Tere y Genne de seguido, sigo corriendo el riesgo de que Lina, asustada, huya de mi vida y de la de todos. ¿Una mente tan inteligente y previsora como la de Lie no había tenido algo tan fundamental en cuenta? Aún si las mato a las dos juntas, Lina no sabrá que acaba ahí la cosa, sigo corriendo riesgo igualmente. ¿Por qué había intentado Lie engañarme así? ¿Y con qué intención?

De todos modos tenía un problema mayor entre manos: cómo conseguir que Lina no huyera. El modo más sencillo sin duda era conducir a la policía a un culpable definitivo para así hacerla sentir segura, aunque eso aumentara todavía más mi saco lleno de imperdonables pecados.
La única solución en la que equilibraría la balanza del bien y del mal en mi desastrosa vida moral era evidente. Me quedé contemplando con detenimiento la visión de mi salvador infernal, Lie. "Realmente me ayudarás con mi plan, demonio", pensé con sarcasmo mientras le seguía observando. Él sería el elegido, pero utilizar como falso culpable a alguien que sabía la verdad sobre mis actos era muy arriesgado, tendría que dejar una prueba que le incriminara irrefutablemente, que invalidara cualquier cosa que revelase a la policía sobre mí. No sólo por eso era arriesgado, la incógnita de porqué me había intentado engañar antes aún seguía ahí... ¿realmente tenía Lie algo secreto planeado que yo no he tenido en cuenta? Construir mi nuevo plan sin tener eso en cuenta sabía que sería un error garrafal.
Seguí observando su paso seguro y prepotente. Su esplendor demoníaco y su mirada de desprecio hacia el resto de la gente era tal que parecía que un océano de lava se extendiera por todo el planeta, una lava que se conformase con achicharrarnos los pies sin derretirlos, a todos menos a él... y sólo le quedara reírse viendo como la humanidad salta y chilla de dolor, haciendo el ridículo constantemente ante sus ojos, dándole control pleno sobre nuestras existencias al no poder hacer más que eso. Entonces, como regalo caído del cielo, me vino el entendimiento:
Igual que yo había tomado la decisión de dejarle como culpable en el momento justo, él también había tomado su propia decisión. Por algo no quería hacerme descubrir que Lina también corría, posteriormente al plan, riesgo de fuga; no quería que me preocupase por algo que no sucedería ya que él había encontrado por su cuenta solución a aquello.
Cité mentalmente con estremecimiento una frase de su boca que ahora cobraba doble sentido: "...y si me señalasen siendo culpable, las pistas habrían salido de debajo de las piedras".
En cuanto llevara a cabo el asesinato de Tere y Genne, Lie me delataría. ¿Pero por qué? Esa duda aún seguiría flotando en mi mente, pero afortunadamente no supondría ningún estorbo para que elaborase un plan. Ese 'por qué' no representa ningún factor sorpresa en lo que respecta a hacer salir bien un plan ahora que ya sé a qué atenerme con Lie.


Le eché un último vistazo a su presencia, doblando la esquina para entrar en clase. ¿De verdad alguien que hasta ahora me ha prestado su ayuda sin cuestionar tan dudosos métodos estaría pensando en llevarme ante la justicia?

No. Si había encontrado una razón para hacerlo lo haría. Es Lie, sin duda lo haría.