martes, 11 de octubre de 2011

Entré al sótano y le vi tirado en el suelo, derramado en lo que parece su esquina favorita, postrado torpemente contra la pared y con la cabeza hundida entre los hombros. Inerte. Aproveché la claridad que entraba para encender la luz antes de cerrar la puerta de aquel agujero tapiado y me acerqué.

- ¿Quieres comer? -Le pregunté agachándome frente a él, aunque ya sabía cuál iba a ser la respuesta.
- No...
- ¿Y un cigarro? -Volví a preguntar, tras una quieta e inmutable pausa.- Necesito hablar contigo.

Me miró durante unos segundos a los ojos, desconfiado e inseguro, pero finalmente agarró el ofrecimiento. Se lo encendí.

- Necesito que pares de hacer lo que estás haciendo -empecé a decirle, tras buscar las palabras correctas. Para mí tampoco era una situación fácil.

Murmuró algo que no conseguí comprender.

- Tienes que dejar de parar tu tiempo. Sé que para ti es un gran logro haber conseguido manipularlo, pero, ¿recuerdas hace años cuando hablamos de que posiblemente tendría consecuencias? Las tiene.
- Eh...
- Tú aquí no lo percibes, pero el tiempo funciona distinto a tu alrededor cuando tú lo alteras. Estamos envejeciendo mucho más lento que el resto de las personas, las horas a veces pasan extremadamente lentas. En la vida real no es tan simple ni tan bonito como suena, en la vida fuera de aquí. Desubica, descontrola. Tu poder nos afecta... no sé, supongo que es como sentarte en un colchón, no puedes evitar que incluso la parte que no te toque se hunda contigo, ¿funciona así el tiempo? Tú lo entenderás mejor que yo, debes saber de qué hablo.
- Sí...
- Aquí ya es una locura, ¿cuánto hace realmente que entré a hablar contigo? ¿Cuánto llevas sin saber en qué año estamos?
- No...
- ¿No qué? Han pasado muchos años y tú... a veces me pregunto si es posible que sigas aun en ese día, en el primero, en el que descubriste tu poder. Pero ahora eres... como un reflejo distorsionado de entonces.
- Yo...
- Debes parar de hacerlo -me levanté e intenté adoptar una postura seria, casi me sentía su padre, regañándolo y doblándole la edad.- El tiempo debe empezar a fluir libre.
- He escrito algo... sobre algo -dijo, entregándome un folio-. Esto... era algo que necesitaba decir... sobre una cosa. Intento decir lo que... bueno, ya sabes; y al final he... dicho otro algo, no sé...
- No se te entiende nada -dije, mientras le examinaba disimulando la lástima-. Ni tampoco tu letra se entiende -protesté tras intentar leer el folio-, sólo hay garabatos, es como si hubieras olvidado escribir o comunicarte en general en un idioma inteligible. Ya no puedes ni escribir, ni hablar...
- Dame... -tiró la colilla y estiró un tembloroso brazo como pudo. Le entregué de nuevo el folio, supuse que se trataba de un moribundo orgullo tratando de salir a la luz.

Me aproximé de nuevo hacia la puerta. La abrí y ya no entraba claridad alguna, era de noche. Sólo podía esperar que no hubiera pasado más de un día.
- Y hazme caso, por favor, no detengas más tu tiempo -insistí, antes de apagar la luz y cerrar la puerta saliendo de allí.

jueves, 6 de octubre de 2011

Cerca de mí estás tú. Confusa. Tendría que buscar un traductor para tus besos y tus caricias y aun así tendría problemas con las lecturas literales. Vas a acabar metiéndome en una espiral si no me distancio antes. No tengo muy claro la intensidad de nuestro futuro.

Cerca de mí también estás tú. Cerca. Lejos estabas cerca y cerca estarás lejos.

Cerca de mí también estás tú, capaz de lo mejor y de lo peor. Por aburrimiento eres hiriente, desagradable y hostil. Las fuerzas que me permiten seguir adelante tienen ya muchas ganas de que te entretengas.

Cerca de mí también estás tú. Siempre hemos pensado que eramos idénticos, me pregunto si dentro de ti también estarán las cosas que he descubierto en este tiempo sobre mí. Lo vivido y compartido ya me hace estar contigo día a día. Hace tiempo que no te veo, habremos cambiado, quizás a peor. No tengo muy claro si algún día volveremos a cruzarnos, aunque sí lo que pasará si lo hacemos. La distancia parece una broma de mal gusto, suerte que nosotros siempre hemos derrochado un humor muy negro.

Cerca de mí también estás tú. Eres pasado y tienes bloqueado el acceso al futuro, el odio es la llave que mantendrá la puerta cerrada. Es la única razón por la que estás cerca.

Cerca de mí también están los demás, pero es bueno que no tenga más que decir.