Más que eso todavía quieren mis ansias. Quiero colores nuevos aun no vistos y que sean tan fuertes y dominantes que oculten de la vista los antiguos. La creación de un nuevo color que vaya extendiéndose cual virus en la conciencia de todos. Exclamación, calambrazo mental y sonrisa: Así imagino yo el descubrimiento de esos nuevos colores. Y que cada ojo viera ese color de un modo distinto, ¡como un color nuevo cada vez!
Que la humanidad asista al entierro del arco iris en celebración y vítores, en nula melancolía del antaño pretencioso semicírculo. Los antiguos colores deben ser destruidos para poder crear otros nuevos.
Y este fantástico desvarío no es sino un pequeño desliz de optimismo. Lo que grita vehemente en mi mente es oscuridad y es la que define al ser humano y mueve el engranaje.